Le estoy escribiendo a usted, si si a usted, no, no mire para otro lado porque realmente le estoy hablando a usted. Si llegamos hasta acá usted y yo es porque mínimamente uno de los dos tiene algo para decirle al otro. Y ese soy yo. Y hoy quiero hablar de algo que yo no se si alguien se detuvo a pensar, o si esto forma parte de un genoma humano en su forma de pensar o ya si responde a algo zodiacal o que parafernalia recóndita de la psicología de barra de bar y billar me lo pueden responder.
Algo muy recurrente en el devenir cronológico del ser humano como especie ha sido el famoso y común pensamiento colectivo de “ De qué manera pegarla en la vida”
Y cuando uno dice pegarla se le ocurren distintas maneras, pasando por las legales y las ilegales, las moralmente bien vistas y las inmorales mal vistas. Luego uno puede mezclar y hacer que una manera de pegarla pueda ser legal y mal vista o al revés y así la cosa en todas sus variantes y con otros ingredientes que no quiero pararme a detallar pero que todos coincidimos que la AFIP y cualquier organismo gubernamental impositivo nos va a hinchar las pelotas con la habilitación y otros tantos trámites engorrosos e imposibilitadores.
En un viaje astral a nuestro bolsillo y a nuestras posibilidades caemos en la cuenta de que si en algún momento tenemos la posibilidad de ponernos algo… nos pondremos un “negocito”.
Según un diccionario etimológico la definición de la palabra negocio sería la siguiente:
es una palabra latina formada de nec y otium, o sea "sin ocio". ... Sólo quería decir hacer algo en el tiempo libre, es decir hacer algo sin ninguna recompensa. Negocio entonces era hacer algo por dinero (nec otium = no sin recompensa, o sea, con recompensa).
Y es así que usted invierte sus ahorros y su buena voluntad en ponerse un localcito, con vista a la calle en algún lugar del barrio. Puede ser una esquina no muy concurrida, pero cerca de otra que la gente pasa por ahí y medio de rebote vienen a comprar eso que usted tiene. Pero no es aquí donde quiero detenerme.
En realidad quiero analizar algo mucho más profundo que tiene que ver con quien se pone un “localcito de algo”. Quiero analizar el nombre que le ponen a ese “ localcito de algo”. Y es que toda nuestra vida nos la pasamos pensando cómo se llamaría ese localcito que nos pondríamos.
En un esfuerzo sobre dimensionado intentaré que juntos develemos algunos misterios atrás de los nombres de los localcitos.
Por ejemplo si usted va a ser el único que haga algo que en realidad hace todo el mundo pero usted se dedica exclusivamente… póngale “ El rey… ( y complete con un elemento del rubro al que usted se quiere dedicar”) No diga el “ rey de la ferretería”, porque le irá como el traste. En cambio usted diga “el rey de la sopapa” y tendrá un éxito bárbaro. O por ser otro caso “ El rey del secaplato” y usted ahí tiene una amplia variedad, tamaños y materiales de seca platos que dan que hablar en el rubro. Recuérdelo… El Rey …. Ah y si puede una coronita no viene nada mal.
Ahora si usted va a tener una librería y kiosco está claro que va a tener una sociedad y seguramente sea con su pareja. Si esto sucede es muy común que le pongan la mitad del nombre de uno y la mitad del nombre del otro, quedando así una especie de ser mitológico lingüístico que no termina diciendo nada. Kiosco “Nor-Car”( ella Norma y el Carlos), ( o también el Norberto y ella Carla), o ( Norma y Carla, o Norberto y Carlos…) En fin la lista es infinita.
Si entonces lo que usted está pretendiendo es una peluquería póngale su nombre. Si usted no tiene nombre de peluquería cámbieselo o no se dedique al rubro porque le ira peor.
Nombres de peluquerías pueden ser : Gustavo, Beatriz, Gladys, Esther ( no, Esther es más de modista)... Sigo, Silvia, Silvana también…
Aclaración: Si empieza con R, también es estilista. Rodolfo, Rubén y Roberto, son muy buenos estilistas.
Si lo que usted se va a poner tiene que ver con restaurantes o alimentos debe ponerle nombres pomposos “ El palacio de…”, “El emporio….”, “El Imperio…” “la octava maravilla…”, estos suelen ser más nombre que otra cosa. Son buenos, pero tampoco la pavada.
Si usted quiere abundancia y que le conquisten el corazón debe ir a bodegones que tengan un elemento de la calle con el nombre del barrio. Así puede ser “ El buzón de Villa Ortuzar”, “ El Farolito de La Boca” “ La bocacalle de Mataderos”. Es muy importante y no se porque que haya una referencia a un barrio o el gentilicio de alguno de los dueños. “ El tano, Los orientales, El Gallego“ y la lista sigue…
Ahora si es una pizzería puede ponerle nombres más amistosos. “Los pibes”, “ Los amigos” o “ que rica está la pizza señor, señora”. Si es de empanadas póngale algo que tenga mas que ver con una región o un tipo de madera. “Empanadas litoraleñas o cuyanas, o el roble patagónico” también puede quedar muy bien.
La lista es innumerable de los casos. Lo que sí le recomiendo es no ponerse un estudio de abogados ni una concesionaria de autos. Esos suelen ser apellidos separados por guiones o el ampersand y con una tipografía del estilo Romano o griego. No suelen tener mucho vuelo y suelen ser más bien apagados, cuando no son apellidos repetidos del estilo Fernández - Fernández, en vez de ponerle Los 2 Fernández.
En fin, quería compartir esto con usted/es, porque hace mucho me viene rondando en la cabeza y necesitaba contárselo al mundo. Gracias por compartir conmigo esta inquietud.
Ah, antes de que se vaya, le dejo una propuesta para la próxima vez que nos veamos. Le invito a soñar… a soñar con un negocito, imagíneselo, usted ahí, párese enfrente, mire ese toldo rojo furioso que le puso, esos vidrios en los que usted se refleja… ¿De qué sería?, ¿En que calle quedaría? ¿ Cómo se llamaría?
Le invito a soñar y a ponerse por un ratito del otro lado del mostrador, vamos sáquese la timidez y deme un paquete de puchos y diez caramelos media hora.
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