jueves, 18 de mayo de 2023

Otra vez un relato mio llega al podio en un concurso literario. Me pone muy chocho y me alienta a seguir en busca del primer puesto!!!

Acá se los comparto... espero les guste

☆EL DEDO☆

Hace poco que resido en el Valle de Calamuchita, pero quizás lo hago  desde antes de lo que yo estipulo como residencia. Para ser más concreto, hace tres años llegué con mi mochila  para empezar una vida nueva en este lugar que tanto amo; pero en realidad estoy viviendo hace muchos años más. Desde aquel enero del 2005  nos conocimos con estos paisajes y desde entonces  siempre que pude me escape para visitarla. Quizás fue como esos amores a distancia que primero se conocen un poco, luego se extrañan, luego se conocen un poco más y por último se extrañan tanto, tanto que uno tiene que ceder e irse a vivir a donde se encuentra el otro, y en mi caso era difícil que Calamuchita se moviera, así es que  tuve que ceder y venirme a vivir a este lugar ,que como dije antes, tanto amo . Creo que mi relación fue así, desde siempre supe que tenía ganas de venirme a establecer aquí y lo pude cumplir. El primer año fue el más difícil, pero con el correr de los meses me iba acostumbrando a la velocidad de las cosas, a los tiempos de las personas y a esa tonada tan simpática que siempre viene acompañada de un chiste o de una picardía propia de los cordobeses. He visto pergeñar obras de teatro en las cajas del   supermercados donde el cliente le hacía un chiste al cajero y el cajero le redoblaba la apuesta haciendo que se meta otro cliente u otro cajero y así todos nos enterábamos que el cliente en cuestión estaba por hacer un asado y que estábamos todos invitados al cumpleaños de quince de Sarita, la menor de sus hijas.  Es que sin darte cuenta aquí sucede algo que es mágico y es que el pueblo te invita a ser parte del pueblo, la obra parte de la obra y el cordobés parte de los cordobeses. No pasa mucho tiempo hasta que uno se sienta en una mesa larga a compartir un asado con los nacidos y criados de estas tierras.
Todas esas cosas y muchas más han ido apareciendo  como flashes repentinos en una orientación sobre la idiosincrasia del pueblo y sus avatares. Solo los que vivimos acá sabemos de las largas charlas en la pescadería de la calle ojo de agua , solo los que vivimos acá sabemos lo que es hacerte amigo de un agente de tránsito de tanto verlo en las mañanas cuando llevás los chicos al colegio, solo los que vivimos acá sabemos que doblando en aquella calle y metiendote por medio de esas ligustrinas y haciendo doscientos metros a la derecha tenés un buen ollón o para ir a tomarse unos ricos amargos. Eso es algo que te hace “ser de acá”. 
Pero no es solo “ ser de acá” conocer rincones y rinconadas… Para ser de acá uno va desarrollando muchas otras habilidades, pero hay una que es sin duda alguna quizás la prueba más difícil de superar ( todavía me encuentro desarrollándola) y hago mención a la habilidad de “ Hacer Dedo”. 
Hacer dedo  y no morir en el intento.  Y lo pongo en negrita porque creo que todos en algún momento tuvimos que armarnos de tripas corazón y poner en juego todo lo que habíamos visto en películas o que nos habían contado nuestros padres sobre sus largos viajes al sur de mochileros y que nosotros nunca seremos como ellos porque ellos … ( el resto lo dejo para terapia).
Como bien dije antes me encuentro desarrollando esta habilidad ya que de tanto en tanto mi moto me traiciona, el clima me juega una mala pasada o simplemente la vida me encuentra en un punto recóndito yendo a otro punto recóndito y es ahí donde vuelvo a poner todos mis conocimientos en práctica. Conocimientos que he ido anotando, estudiando y profundizando con el andar de los días y que expondré a continuación para hacer de su vida y también de la mía un punto de partida para la solución  al problema de “ quedar a gamba”.

Lo primero que usted debe tener en cuenta es que la mano que debe levantar es la derecha, si usted levanta la izquierda  puede que lo lleven pero al revés, o sea en vez de venir puede que vaya para allá y no para acá.
Para hacer dedo, además, se debe tener una cara que sea maleable  para poderla cambiar según la situación. Ejemplo: mientras usted ve venir un auto en debe poder generar lástima, pero mucha lástima, tanta que una persona que viene a 120 km por hora pueda apiadarse en cuatro segundos de su desgracia.  Si lo de la lástima no funciona usted deberá apelar a otra condición  ya más difícil, y hablo de la hidalguía y el coraje de no temer por su vida. Digo esto porque a medida que van pasando los autos y su ansiedad se va acrecentando, usted debe irse acercando más y más a la ruta. Al comenzar a hacer dedo deje medio metro entre usted y la ruta. Si pasan los minutos deberá irse acercando hasta poner un pie en la misma,  deberá imponerse para que  el auto que viene a 120km/h pare ahí mismo, es más,  si puede haga un zapatazo medio malambeado como diciendo ¡ACA ESTOY YO, CARAJO!  … Si ve que no baja la velocidad le sugiero que se corra a tiempo. 
Siguiendo con lo acontecido…  otra de las eximias condiciones que se subyugan con quien ejerce el rol de hacer dedo es la de   ser simpático y adaptable a todo tipo de situaciones que nos podemos llegar a encontrar en el auto del fulano o fulana que tuvo la gracia de levantarnos y hacernos ese enorme favor de llevarnos a destino. A la hora de entrar a un auto desconocido sus ideales, su forma de ver el mundo y hasta su equipo de fútbol, quedan afuera. Usted a todo le da la razón al conductor. Principalmente por dos motivos: El primero es que el conductor es el y si se pone nervioso pueden tener un accidente. El segundo es que él con sus ideales, su forma de ver el mundo y su equipo de fútbol, tiene auto y usted no. Subirse a un auto de un desconocido es como la mesa navideña “ hay cosas que no se tratan” y si se tratan usted asiente y reafirma con la pera.
Así y todo puede que se eviten estas conversaciones y no tenga que ni siquiera esgrimirlas en el viaje, ya que puede hablar de otras cosas interesantes como el clima, el peinado de Mirtha Legrand o del descubrimiento de algún exoplaneta en una galaxia muy, muy lejana de aquí (ojo esto también puede traer quilombo). 
Sabe una cosa,  hacer dedo es casi como jugar a la lotería. Depende mucho, muchísimo de la suerte, pero también hay que tener cierto “ojo de buen cubero” a la hora de hacer dedo. Pasan autos de todo tipo, con personas de todo tipo que lo manejan  y  que tienen una relación  de todo tipo con su coche… y en toda esa interacción de relaciones también  entra usted mismo. 
Algo que es muy importante  que sepa es  que  si el auto es muuuuuuuuuuuuy lujoso debe desistir, no hacerlo, ni intentarlo . Usted no va a depositar su desastrosa humanidad en el tapizado de ese coche último modelo. Usted no lo va a impregnar su fragancia “Savage”  y  su desgracia en ese coche último modelo. Además el que tiene ese coche último modelo lo que menos ganas tiene es de andar interactuando con usted que lo va a llenar de comentarios empobrecedores como “qué caro está todo” o “ qué buen coche, como me gustaría tener uno así”. No, no y no. El conductor de ese vehículo transpira éxito y usted transpira y transpira porque nadie lo levanta. Es más, si puede el conductor exitoso de nuestro vehículo último modelo  va a acelerar al pasar a su lado, dejándole en claro que ni loco lo sube y si llegara a haber un charco lo salpicará para que se sienta más miserable. Ante esta posibilidad usted baje el dedo y ponga cara de superado y que está viendo el correr de las nubes. No le dé el gusto al conductor del cochazo último modelo de desafiar con su mirada, evítelo, hágame caso, evitelo.
Otro tipo de conductor con el que nos podemos encontrar  es el incipiente y despectivo “ cara de nada”. Este es muy curioso porque no tiene un auto tan lujoso como el anterior, pero tiene un buen auto, un modelo de los últimos diez años y lo cuida más que a su propia vida. Este tipo de conductor, el “ Cara de Nada” directamente ignora o más bien dicho, intenta ignorar su humanidad y digo esto porque el “ Cara de nada”  venía muy tranquilo escuchando la radio y disfrutando del paisaje, pero se le apareció usted… si usted… que no tiene un peso partido al medio, que viene con bolsas colgando y esa mochila que vaya a saber si lleva armas, sustancias ilícitas o  un cadáver descuartizado . No se atreve ni siquiera a hacerle un gesto a usted porque ya es un delincuente y nuestro conductor ahora denominado “Cara de nada” no quiere quedar pegado a usted. Por algo usted no tiene vehículo y él sí. 
Algo que merece una nota aparte es la conversión de un rostro “ normal” (¿que es un rostro normal?) en el de un “ Cara de nada”.
El Cara de nada  deja caer la papada y los párpados, su nariz se estira para abajo  y sus mejillas se deprimen. A la vez, su mirada se mantiene firme mirando hacia adelante pero mientras pasa al lado suyo lo observa por el rabillo del ojo y le pedantea un último suspiro de su posición social frente a usted, que tiene cara de todo… pero de todo lo malo que le puede haber pasado. 
Siguiendo con el desfile de seres que uno se encuentra haciendo dedo está  el “Loco gesticulador”. Este ya no tiene un auto tan lujoso pero tampoco tiene una Katramina ( ¡qué palabra que saque eh!). El loco gesticulador siempre está yendo hacia acá nomás o eso interpreta uno. El loco gesticulador lo señala a usted, como dedicándole un gol o algo así y después señala un poco más adelante y después hace un gesto en redondo con su dedo.  Confieso que al principio yo entendía algo así como “ eh vos campeón ( me señala a mí)  vamos hasta acá nomás (señala hacia adelante) y nos vamos de gira por todos lados ( hace el gesto del dedo dando vueltas), ¡¡¡ahí vengoooooooo!!! Pero nunca han regresado. Con el tiempo entendí que en realidad decían otra cosa. Algo así como que iba hasta acá nomás, la rotonda y que se yo que más.  La realidad es que si todos estos que nos dicen que van hasta acá nomás nos llevarán, podríamos recorrer el mundo haciendo dedo. Uno te lleva hasta acá nomás, el otro hasta un poco más allá del acá nomás y el otro hasta la rotonda, después pasa otro que va para allá y también te levanta. En 4 años podes hacer 10 kilómetros.  Es poco, pero podes hacerlos.
Uno que no quiero dejar de mencionar es el trashumante y siempre bienaventurado “ Loco de la Kombi”. Ese tiene grandes chances de que lo levante. Usted ya lo puede distinguir a lo lejos… y digo que lo puede distinguir porque esas camionetas van a 80 km por hora y largando humos de todos los colores. El conductor suele tener barba, pelos al viento, un collar de semillas y una whipala colgando del espejito. ¡Si Señor, es un hippie!. Su camioneta tiene un olor particular y un montón de chirimbolos que van haciendo ruido por ahí. Este ser es muy amistoso y seguramente no tenga problema de llevarlo porque él estuvo en su lugar. Lo que sí le recomiendo es que vaya atento a que no haya un control policial en el camino, pues puede que en medio de una requisa encuentren un gran cargamento de estupefacientes y nuestro amigo, el trashumante, nos tire el muerto diciendo “ eso no es mio, debe ser de este muchacho que con tanta buena voluntad he levantado” mientras dice eso llora y golpea su camioneta  en tanto  que a usted le ponen las esposas y lo suben al patrullero. 
Por último, pero no menos importante, nos queda un ser que también es muy simpático y es el famoso “tengo el auto lleno de boludeces y no te puedo subir”.  Este  pone una cara que se asemeja a la suya, porque quiere dar lastima y pedirle perdón por no poder llevarlo, porque tiene el auto “reventado” de cosas y  efectivamente es así. Atrás puede tener una mezcladora, una heladera, dos terneros, tres colchones,  a la suegra, cuatro  pibes y una reposera. El pareciera ser agradable y podría ser el indicado si lo agarra en otra circunstancia…pero por algo no lo agarra en otra circunstancia. He llegado a pensar que estas personas  llenan el auto de porquerías  para no tener que llevar a nadie y aún así quedar como simpático (porque el de arriba todo lo ve y seguramente vio que lo quiso llevar pero  no pudo y así entonces El de Arriba le va a mandar un milagro en algún momento).
Pero y escúcheme bien… pero si  este ser tiene un lugarcito, si puede acomodar los 3 colchones, los terneros, a la suegra y a los pibes, seguramente pare al costado de la ruta y lo suba. Ahí si, usted se me persigna ( crea o no en Dios) ,revisa si tiene la obra social al día y se sube. El conductor de esta cafetera sabe que su auto es una lágrima partida al medio, pero es la lágrima que se ganó laburando y gracias al antes mencionado “ El De Arriba”  y la quiere compartir con usted, porque eso le manda “El de Arriba”. Quiere demostrarle al mundo que no hace falta ser rico ni millonario para ser buena gente. Él es así, le nace del alma ayudar, él es así. Él va por la ruta y por los caminos haciendo milagros, él va por las rutas y caminos saludando a los agentes de tránsito, él va por las rutas y caminos … hasta que cof, cof, cof cof… El coche empieza a perder fuerza y un humo negro sale del motor, el conductor hace una maniobra hacia la derecha y baja forzosamente a la banquina, se le va el auto hacia una zanja,  agarra fuerte el volante, usted intenta  ponerse un cinturón de seguridad que no existe y que recien ahora se da cuenta que no existe ( ¿recuerda que le dije que se persigne no?) Bue, ahí está nuestro héroe tratando de no volcar y caerse a la zanja, lo logra, su muñeca y sus nervios de acero hacen que controle la situación como nadie, se salvan de milagro, respiran y se reclinan sobre sus asientos. “ tuvo jodido eh” le dice a usted que apenas puede balbucear unas pocas palabras.
El hombre se baja, abre el capot y sale otro humo mas negro que el anterior.  Ahora usted se está dando cuenta, se está avivando, se está espabilando… Lo levantaron para ayudarlo a empujar o hacerle compañía hasta que se solucione el asunto porque “ en esta estamos los dos”, y así debería  ser. Él lo levantó cuando usted lo necesitaba, ahora le toca retribuirle el favor. Además si antes tenía problemas para que lo levanten por su cara de vago y de maleante imagínese ahora que está acompañado por otro  con cara de atorrante y de vago  como usted y con la catramina a punto de explotar al costado del camino.
Usted no se da cuenta, pero hacer dedo es la invitación a un millón de historias que se entretejen con otro millón de historias que se entretejen con otro millón. Solo y a modo de consuelo me queda bregar por los de mi especie, los que hacemos dedo. Somos buena gente y podemos ser mejores. Solo quienes alguna vez tuvimos la necesidad de ser aventados podemos  aventar. El resto queda para un mundo frívolo y desdichado, que no quiere compartir lo que tiene. Por eso si en algún momento me ve haciendo dedo al costado de la ruta… ponga el guiño derecho, estacione en la banquina, abra la puerta del acompañante y lléveme… que probablemente, quién dice, quién sabe…  Usted  sea el protagonista o porque no el héroe de mi próximo cuento. Mientras tanto estaré esperándolo, con el brazo derecho extendido y el pulgar erguido, al costado de la ruta, esperando entretejerme con un millón de historias, que se entretejen con otro millón de historias que se entretejen con otro millón de histor…

FIN

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