Siempre fueron alimento de mi atencion las galerias, su lugubrosidad, su oscuridad, su propiedad de atemporalidad, entrar por el siglo XXI y viajar al pasado, ya sea como moneda, revista, cajita de fosforo, vinilo o cuanto objeto pueda llevar en su caracter la denominacion de ¨coleccionable¨. ¿ que es lo que hace que un objeto sea para coleccionar y otros no? pienso que puede ser por su facilidad de poder registrar una epoca, una forma de vida, la magia misma de un objeto que nos pueda contar una historia sin abrir la boca (porque claro boca no tienen )
El fantasmagorismo con el que cargan las galerias es unico, la improvisacion a la hora de poner un negocio hacen de ellas un crisol de oficios, cuando no hay locales vacios, tapeados o que funcionan de deposito de cuanta cosa uno pueda imaginar.
es por ello que como dije al principio las galerias son alimento de mi atencion, en los meses posteriores ire entregando una a una las historias que de alli surjan.
sin mas les agradezco , ahora si pasen y vean.
Con la mano izquierda
1) LA HISTORIA DEL LICENSIADO GALIMBERTI
una tarde otoñal en la que el licensiado decidio salir a caminar por el Centro de la ciudad lo vio envuelto en su rutina de tomar un café sobre la avenida Corrientes, leer el diario y fumarse un puro.
el sol no tardo en irse y la melancolía de Junio no tardo en abrazar el alma del licensiado. Dispuesto a vencerla ( o mejor dicho a unirsele para luego si vencerla) lo llevo a meterse en uno de estos tuneles del tiempo que llevan el nombre de galeria.
Primero paso por un local de feria americana, alli apenas pudo ver algo de ropa retro, algun que otro traje perteneciente a algun ya difunto vejete, hasta vio un uniforme militar de la epoca de Peron, epoca en la que transcurrio su corta carrera militar de la cual lamento irse por un problema de salud.
Luego le vino un negocio de vinilos, miro cuanta tapa se le cruzaba, en cada una podia escuchar con los ojos a sus idolos, Goyeneche, Troilo, Sandro y otros tantos que sus dedos escurridizos fueron buscando por las bandejas. Amagó a comprar alguno pero recordo que su winco habia pasado a mejor vida hara ya unos 20 o mas años.
el licenciado se quedó hablando un poco con el vendedor, un hombre de su edad, que si bien el licensiado no indagó, le resultaba conocido, intercambiaron leyendas y mitos y luego siguio animado su viaje por el tunel...
Pasó algunos locales más a los que no les presto importancia, filatelía, numismativa, antiguedades, peluqueria y hasta un local de comics, pero fue al llegar al final de la galeria donde realmente su atencion quedo acaparada, como estampada en la vidriera, sus ojos quedaron marcados en el vidrio, como cuando uno apoya las manos.
El local era de objetos pertenecientes a las guerras, todo lo que tuviese que ver con un conflicto armado estaba alli. Su viaje ocular comenzo con una mascara de gas montada sobre un maniqui uniformado con esos trajes de color beige que usaron los yankis en la guerra del golfo, en su mano derecha llevaba un cuchillo y en la izquierda una caramañola, de su pecho colgaba una brujula y unas replicas de granada.
Siguio su recorrido con los ojos, paso por un estante donde habia medallas de conmemoracion de toda indole, a su lado un cajoncito lleno de cruces esvasticas devenidas en llavero y a su lado una amplia coleccion de soldaditos de plomo. Comenzo a mirarlos uno a uno en detalle, sus ropas, sus gestos, sus armas, todo tan bien pintado que impresionaba. Jugo a adivinar las epocas y decia ¨primer guerra mundial, invasion japonesa a China, guerra civil española, segunda guerra, contrarrevolucion peronista del 51 y zas!!! se congelo, se detuvo en ese soldadito que llevaba un fusil en la mano identico al que el tenia en aquella epoca, una especie de Deja Vu lo invadio, se le erizo la piel y poco a poco un frio le empezo a recorrer el cuerpo, comenzo a escuchar gritos de ¨salven al general¨, el soldadito parecia estarle clavando la mirada.
De repente el Licenciado se vio reflejado en el vidrio de la vidriera, pero muy nitidamente, se veia de carne y hueso, tardo en darse cuenta que no era su reflejo, sino mas bien que era el, pero que ahora el estaba del lado de adentro de la vidriera, quiso tocarse pero no pudo moverse, quiso gritar pero el plomo le sellaba la boca...
sábado, 23 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Bonita historia, Pampero. Un saludo
Publicar un comentario