viernes, 17 de octubre de 2014

Breve secreto sobre la eternidad. Solo para quienes hacen arte.

Breve secreto sobre la eternidad. Solo para quienes hacen arte.

Uno de los hechos a los que más le tememos es a la muerte. Nunca sé si por el modo en que ella será o por temor a lo desconocido, “ al que hay después”. Allí se confluyen varias teorías y todas son tan válidas como ellas mismas y quien las cree. También hay otro temor y creo que este es mucho más compartido por la entereza de la especie y es el sentimiento al abondono de los que quedan acá. Los vamos a extrañar. De hecho, a cuantos extrañamos que se han ido de viaje hacia allá, hacia desde donde ya no se vuelve.
Lo mismo y en mayor profundidad pienso de los artistas. De aquellos que hacen arte, bueno , malo , lindo , feo, contestatario, rebelde, apacible , sumiso, inverosímil, utópico, contemplativo o como gusten calificarlo. Quien hace arte lo siente dentro del pecho y lo vomita, no hay con que darle, aunque se lo aguante lo tiene que largar. Después la sociedad lo juzgará y le pondrá un valor. Pero no es aquí donde quiero detenerme.
Si me permite el lector me voy a poner en el lugar de quien hace arte de una manera activa. Produce, tira la piedra, piensa y siente en pos de tal hecho divino. Somos parte de los que tratamos de ganarle un poquito la pulseada a la realidad. Escapar.
Para los artistas sus obras son sus  hijos. Son producto de la más maravillosa inspiración. Un pintor puede estar viendo un atardecer en las sierras y sentir que esa paleta de colores que le está regalando el cielo es motivo para plasmar en un lienzo. El actor puede sentir tanto amor por un personaje como por un hermano mismo, gemelo de sus mayores miserias. Y sin embargo quererlo.
Una bailarina puede sentir tanta belleza por la vida que no tiene otra manera de hacérselo saber más que moviéndose en el suelo, arrastrándose, para cada tanto dar un saltito y ser sostenida por vaya a saber que sentimiento, un ratito en el aire y su cuerpo es poesía. Como la del poeta que escucha una voz interior que lo invita a desplegar su pluma en un trance del que ni él se pueda hacer cargo. O el cineasta que puede cazar todas estas artes y contar una nueva manera de contar. Un músico puede suprimir las palabras para decir que ama, que odia o que tiene ganas de comer sándwiches de miga
El artista es un padre de su obra. El artista va a extrañar su arte cuando se vaya al otro mundo.
Ahora bien. Si podemos solamente ponernos en el lugar de una de las creencias que tenemos sobre la pos muerte  me gustaría hacerlo desde quienes creen en la reencarnación. Aquella que dice que morimos para luego renacer en otro cuerpo, otra vida, otra conciencia, otros nosotros. Siempre pienso que pistas se dejaría el artista para volver a encontrarse con su arte. Aquel que le brindó  las respuestas a todo lo que ni siquiera nunca se preguntó. Aquel arte que lo desveló, lo hizo perseguir su estrella. Piense simplemente que pista se dejaría para reencontrarse con su arte. Que mensaje. ¿Una firma? ¿ un mensaje encriptado? ¿ una mirada? ¿Un color? ¿Que?

Piénsese ahora reencarnado. Piense todas las obras que usted recorre. Piense si en realidad no está buscando su rastro en todas ellas. Un rastro que viene desde la primitividad y que hoy usted, artista reencarnado, está dejando para la posteridad

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