Breve secreto sobre la eternidad. Solo para quienes hacen
arte.
Uno de los hechos a los que más le tememos es a la muerte.
Nunca sé si por el modo en que ella será o por temor a lo desconocido, “ al que
hay después”. Allí se confluyen varias teorías y todas son tan válidas como
ellas mismas y quien las cree. También hay otro temor y creo que este es mucho
más compartido por la entereza de la especie y es el sentimiento al abondono de
los que quedan acá. Los vamos a extrañar. De hecho, a cuantos extrañamos que se
han ido de viaje hacia allá, hacia desde donde ya no se vuelve.
Lo mismo y en mayor profundidad pienso de los artistas. De
aquellos que hacen arte, bueno , malo , lindo , feo, contestatario, rebelde,
apacible , sumiso, inverosímil, utópico, contemplativo o como gusten
calificarlo. Quien hace arte lo siente dentro del pecho y lo vomita, no hay con que darle, aunque se lo aguante lo tiene que largar. Después
la sociedad lo juzgará y le pondrá un valor. Pero no es aquí donde quiero detenerme.
Si me permite el lector me voy a poner en el lugar de quien
hace arte de una manera activa. Produce, tira la piedra, piensa y siente en pos
de tal hecho divino. Somos parte de los que tratamos de ganarle un poquito la pulseada a la realidad. Escapar.
Para los artistas sus obras son sus hijos. Son producto de la
más maravillosa inspiración. Un pintor puede estar viendo un atardecer en las
sierras y sentir que esa paleta de colores que le está regalando el cielo es
motivo para plasmar en un lienzo. El actor puede sentir tanto amor por un
personaje como por un hermano mismo, gemelo de sus mayores miserias. Y sin
embargo quererlo.
Una bailarina puede sentir tanta belleza por la vida que no
tiene otra manera de hacérselo saber más que moviéndose en el suelo, arrastrándose,
para cada tanto dar un saltito y ser sostenida por vaya a saber que
sentimiento, un ratito en el aire y su cuerpo es poesía. Como la del poeta que
escucha una voz interior que lo invita a desplegar su pluma en un trance del
que ni él se pueda hacer cargo. O el cineasta que puede cazar todas estas artes
y contar una nueva manera de contar. Un músico puede suprimir las palabras para
decir que ama, que odia o que tiene ganas de comer sándwiches de miga
El artista es un padre de su obra. El artista va a extrañar
su arte cuando se vaya al otro mundo.
Ahora bien. Si podemos solamente ponernos en el lugar de una
de las creencias que tenemos sobre la pos muerte me gustaría hacerlo desde quienes creen en la reencarnación.
Aquella que dice que morimos para luego renacer en otro cuerpo, otra vida, otra
conciencia, otros nosotros. Siempre pienso que pistas se dejaría el artista
para volver a encontrarse con su arte. Aquel que le brindó las respuestas a todo lo que ni siquiera
nunca se preguntó. Aquel arte que lo desveló, lo hizo perseguir su estrella.
Piense simplemente que pista se dejaría para reencontrarse con su arte. Que mensaje.
¿Una firma? ¿ un mensaje encriptado? ¿ una mirada? ¿Un color? ¿Que?
Piénsese ahora reencarnado. Piense todas las obras que usted
recorre. Piense si en realidad no está buscando su rastro en todas ellas. Un
rastro que viene desde la primitividad y que hoy usted, artista reencarnado,
está dejando para la posteridad
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