viernes, 25 de octubre de 2024
viernes, 28 de junio de 2024
Tendremos que!
miércoles, 1 de mayo de 2024
jueves, 14 de marzo de 2024
Ensayo “Qué puede aportar la poesía a la formación integral del ser humano”
“Qué puede aportar la poesía a la formación integral del ser humano”
Quiero aclarar antes de empezar que soy docente de primaria y que cuando doy poesía uso como disparador el hecho central de este ensayo. El Gol de Maradona a los ingleses.
El desafío está claro, la pregunta es ¿Qué puede aportar la poesía a la formación integral del ser humano?
Tan sencilla como compleja se presenta para desentrañar uno de los motivos que distinguen al ser humano del resto de los mortales que habitan este planeta.
¿Cómo escribir sobre el arte, sobre la expresión humana de los sentimientos?. Cómo hablar de algo tan propio, subjetivo y a la vez hermanador, compartido y común. Si nos abarca, nos penetra y nos expande al universo.
Para hacerlo comenzaré citando uno de los momentos más épicos vividos por los argentinos y del cual todos lo recordamos (lo hayamos vivido o no) , un momento único, atravesado por una conjugación de sentimientos y que a su vez tiene un relato poético. Hablo del gol de Diego Armando Maradona a los Ingleses el 22 de Junio de 1986. Hablo del mejor gol del siglo. Cargado de llanto, de desahogo, de revancha, de nuestros pibes de Malvinas que jamás volverán. Parece irreal, pero muchas cosas están en juego en ese momento para nuestra nación.
El siguiente relato es ejecutado por Victor Hugo Morales y dice así.
“Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 – Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2-Inglaterra 0”.
En este mismo momento en un país que lleva a cuesta la muerte de sus seiscientos cuarenta y nueve soldados por una guerra injusta y descarada encabezada por un gobierno militar cruento al que hay que agregarle treinta mil desaparecidos y los crímenes de lesa humanidad. Un país que se ha auto bombardeado, un país que lleva a sus espaldas años y años de rebelión al sometimiento imperialista aun corriendo por sus venas. En ese contexto Diego Armando Maradona le tira un piedrazo a Goliath y lo derriba. La gente queda muda frente al televisor y un segundo después las calles se inundan de papelitos, saltamos de las sillas y los sillones , tiramos un sifón de soda en el descuido y agarramos lo primero que tengamos a mano y lo abrazamos fuerte, lloramos y explotamos de emoción.
¿ No es acaso eso un acto poético en sí mismo?
Para contraponer esta idea voy a ir al mismo hecho y el mismo contexto.
Por otra emisora radial se encuentra otro hombre relatando el mismo hecho.
Su nombre es Mauro Viale y lo vivió así.
"Diego, qué partido, eh. Notable lo de Maradona, notable, notable, notable... Se va, se va, se va. Le pega y es gol, le pega, le pega... Goooooooooooolazo de Maradona. El mejor del mundo. Maradona dos. Inglaterra cero. Qué golazo",
Luego de este relato me imagino que también se festejó, pero si la memoria no me deja traicionarme creo que en el primero explotaron hasta las vidrieras de los cafetines y las casas de electrodomésticos
Lejos de desmerecer el relato de M. Viale quiero, por contraposición nuevamente, que se note la importancia de la poesía en la expresión del ser humano.
El gol de Maradona tiene todo lo que tiene que tener la poesía, por causa y por efecto.
Expresa sentimientos a través de las palabras, ataca a lo más profundo del ser y desde allí nos lleva a llorar, a reir a ser por un momento los mejores del mundo. Un momento que al día de hoy lleva 37 años y seguimos contando.
Cuenta con otra característica que es la universalidad. Victor Hugo Morales es Uruguayo y se desvive en ese grito. Mauro Viale es Argentino. Es inconsciente y es colectivo.
El relato de V. H. Morales cuenta con otro ingrediente más para esta exquisita salsa que es la poesía. Es visceral, espontáneo y en eso gana lo irracional. El Gol no está ensayado, el relato tampoco. Victor Hugo fue dejándose llevar por todo lo que le iba sucediendo mientras Maradona iba desperdigando ingleses por el campo de juego. Las palabras iban saliendo una a una, como si una a una le fueran dando fuerza a las piernas del Diego y lo invitaran a bailar ese tango maravilloso que fue ese gol y como si las piernas de Maradona le dieran a Victor Hugo la fuerza para sacar de adentro suyo las palabras tan bien merecidas para quien es considerado el mismísimo Dios para muchos argentinos.
Obsérvese un hecho más. Victor Hugo cobra revancha por Maradona cuando utiliza la metáfora “ Barrilete Cósmico” para contestarle al Director Tecnico Menottí quien se había referido al Diez de la siguiente manera:
“Maradona ha perdido su identidad desde hace tiempo y cada vez va peor (…) Si Maradona deja de vivir como un barrilete, que si voy o no voy, puede ser la figura del Mundial”,
Entonces en las piernas de Maradona y en las palabras de Morales hay una espada que atraviesa las tripas de quienes ponían en sus bocas su nombre de manera injusta. Una Metáfora con gusto a eso, es una metáfora que vale doble, o triple también. Es un cachetazo a la sobriedad, al opinar de los demás. Un cachetazo de fantasía que voltea a la realidad.
Una idea tan antigua como la civilización occidental misma. Una idea parida desde la civilización griega. La poesía como lenguaje de los Dioses. Vealo usted a Diego Armando dando saltos y corriendo a campo traviesa con el balón en los pies y llevando tras de sí toda la historia de un pueblo que tiene depositada en esa zurda, en ese hombre con el diez en la espalda y piense por un momento si no es el cumplimiento de un mandato heroico y eterno. Vealo, Diego esta corriendo hacia la eternidad y las palabras de Victor Hugo cabalgan con él.
Por último pretendí hacer un ejercicio que apele al uso de las nuevas tecnologías y le pedí algo totalmente complejo para ellas. Le pedí que sienta. Que sienta como sentimos nosotros, los argentinos, ese golazo que llevamos tatuados en el tuétano y que creo jamás podremos olvidar.
Le pedí a una Inteligencia artificial que me relate el Gol de Maradona como si fuera una epopeya clásica griega y este fue el resultado.
“En los anales de la gesta deportiva, en el campo de batalla del estadio Azteca, donde las huestes argentinas y británicas se encontraron en un choque de titanes, emergió un momento que trascendiera las eras y alcanzaría la inmortalidad.
En la época del vigésimo siglo, en un mundo donde los mortales aún osaban desafiar a los dioses del balompié, Diego Armando Maradona se erguía como un héroe de leyenda. Con la pelota en sus pies, su espíritu ardiente desafiaba a los mismos vientos del destino, mientras su genio táctico rivalizaba con las estrategias de los dioses olímpicos.
Con la astucia de Prometeo y la gracia de Hermes, Maradona se abrió paso a través de la falange enemiga como un relámpago divino, esquivando las embestidas adversarias con la agilidad de Hermes alado. Cinco defensores se alzaron como gigantes, pero él, con la destreza de un héroe mitológico, sorteó sus embates como Perseo enfrentando a la Gorgona.
El campo de batalla se convirtió en un escenario de epopeya, donde el tiempo mismo pareció detenerse para rendir homenaje a la grandeza de este mortal excepcional. Con un toque magistral, elevó la esfera sagrada sobre la imponente figura del guardián inglés, como el mismísimo Apolo disparando sus flechas doradas hacia las estrellas.
El eco de su hazaña resonó a través de los cielos, mientras las musas del deporte entonaban himnos de gloria en su honor. En ese instante, Maradona se alzó como un coloso entre los hombres, su gesta inscrita en los anales de la eternidad. Así, el gol de Maradona a los ingleses se convirtió en un mito eterno, una epopeya que perduraría a lo largo de los siglos, recordada por los bardos y exaltada por los dioses del Olimpo futbolístico”.
Creo que con este hecho trasciendo una de las barreras más importantes para la humanidad y las tecnologías. Que sientan, que sientan lo que siente un argentino, un uruguayo, un griego de hace 3500 años. Con esto concluyo que la poesía está para eso, para poder contar el mundo de una manera maravillosa, esplendorosa, unica y magnánima.
Como el gol del Diego a los Ingleses.
jueves, 7 de marzo de 2024
Mudanzas
Hay algo que nunca puedo dejar de hacer y ese algo tiene que ver con momentos que son de reflexión e introspección. No hay manera de que yo escape de este momento y sin embargo me sucede cada tanto, muy cada tanto, pero siempre que me sucede , me sacude. Me habrá pasado unas ocho o nueve veces desde que existo en este planeta, en este plano... o más... y hablo de mudarme.
Ya Google me lo advierte :
Mudanza hunde su etimología en el latín mutare, y no es raro que el origen sea el mismo que el de la palabra cambiar, porque no deja de ser lo mismo. Porque una mudanza supone un cambio externo, de lugar y de ubicación, de contexto, pero también una mutación interna, porque algo de nosotros cambia con el viaje.
Se trata de eso, sin duda, de mutar, de cambiar. A veces a la fuerza y otras también.
Cada vez que me llega la hora de mudarme lo vivo como un duelo; que, sin duda lo es. pero lo vivo como un duelo humano, como si despidiese a una persona, como si una partecita de mi quede en los rincones. Aquel rincón donde me tomaba los verdes antes de ir al laburo, ese otro donde me sonó el teléfono el día que me enteré el fallecimiento de mi gran amigo El Ruso... mirá que te extraño Rusito querido... y ahí está la parrilla que tanto jugo le sacamos con vos Rusito y los muchachos. Yo no sé ustedes pero las casas cuando son casas, mejor dicho, cuando son hogares tienen realmente pedacitos de limadura de nuestro ser. Si tenemos la suerte y la dicha de tener nuestro lugar en el mundo y a la vez emplazar nuestra humanidad en ese dichoso lugar, seguramente tengamos pensamientos maravillosos, búsquedas profundas de nuestro ser y la posibilidad de quedar a tres o cuatro centímetros de una verdad.
De cada casa que me iba a modo de ritual dejaba un mensaje escrito porque confiaba en que algún día volvería a buscarlos ." Ger 92, viva Boca" Dejé atrás de una puerta de un placard cuando me mude a los 8 años En el noventa y nueve me mudé a Bella vista. Mi vieja ese año fallecía de un cáncer fulminante. Unos meses antes de que pierda la batalla me preguntó si quería irme para allá. Le dije que sí y luego, cuando el cáncer le dio finiquitud, mi viejo me volvió a preguntar. Un poco en compromiso y otro poco en homenaje a mi vieja y repetí el "Si, quiero vivir en el verde" además una abuela es una madre al cuadrado. Antes de irme de ese departamento en la Calle Zapata del barrio de Belgrano dejé un papel escrito, escondido en el zócalo de mi cuarto " Tocan momentos difíciles Ger, pronto volverás más fuerte" y así fue... volví unos años después a ese departamento, a ese zócalo, a buscar ese mensaje. Volví fortalecido y un poco más grande.
No se ustedes, pero a mi me cuesta mucho despegarme de los lugares felices, a los que recomiendan no volver y tanto me cuestan olvidarlos que siempre que voy de visita a Buenos Aires trató de visitarlos. Pasar por ahí aunque no tenga que pasar. Sentarme en un escalón y tomarme un café, fumarme un pucho y mirar, mirarme, verme... jugando a la pelota o a la escondida.. Quedarme hasta tarde con los muchachos del barrio jugando a las cartas hasta altas horas de la noche. Otras veces me veo borracho volviendo a altas horas por los callejones de Parque Chacabuco, o viendo una secuencia en eleven town (Once) o dejando morir mi humanidad en el monoambiente de Chacarita, frente al cementerio, donde tantas veces anhele ir.
Es que cada lugar de esos tiene una llave distinta, una combinación distinta, quizás como los sentimientos que nos atraviesan en esos momentos. Digo, si los sentimientos son la conjunción de momentos que vivimos y las llaves que llevamos son los lugares donde refugiamos nuestros sentires; entonces... atrás de cada llave hay una historia, mil historias, millones de historias ¿ y de qué estamos hechos si no es de eso?
Traslado esto a las personas y me animo a decir que tenemos algo de hogar, o los hogares tienen algo de nosotros, y que las llaves y las cerraduras...y los sentimientos y lo de dejarnos alguito escrito en algún rinconcito, para no olvidar, para no ser olvidados... para volver algún día o para nunca dejar de irnos. No sé, no tengo la respuesta a eso.
Algo que hago también es guardar una llave de cada casa en la que viví. Las tengo en una cajita que mudanza a mudanza pesa más. Algún día me hare una estatua pienso.
Hoy mientras escribo este relato estoy cercano a ese momento, a mudarme. Me toca una vez más y esta vez acompañado por mi mujer y mi hija. Es distinto pero igual. Igual dejamos pedacitos de nosotros, momentos lindos y de los otros, momentos de inspiración, de amor y de bailar, de las juntadas con los amigos, de las visitas de verano, de mirar la luna hasta que se haga temprano.
Ahora estoy en uno de esos rinconcitos, justamente, en el que escribía cuentos y de algún modo aprovecho para irme despidiendo de esta casita, a media cuadra del rio, con vistas a las sierras y con muchos latidos en sus cimientos. Hoy me toca empezar a decirte adiós.
Y mientras escribo este relato también escribo abajo de la ventana...
" En definitiva somos el conjunto de todos esos rinconcitos en los que alguna vez fuimos y nunca dejaremos de ser".
FIN
martes, 5 de marzo de 2024
sábado, 17 de febrero de 2024
jueves, 15 de febrero de 2024
El trencito fantasma Carioca que partió de Morón Oeste
Salud, Abuelo.
La vida está llena de esas y sino tenes las otras, pero lo importante de vivirlas es que siempre tienen un mensaje atrás o al menos tendrían que tenerlo, sino para qué existen las experiencias en la vida. Yo a veces las uso como anecdotario en una reunión familiar o en una entrevista laboral, lo mismo da. Siento que si viví tal o cual experiencia es porque me la pusieron en el camino ( la experiencia, digo) y si eso fue así es porque yo tengo un mensaje para transmitir o una enseñanza que rescatar ; y es aca donde me quiero desarrollar en este encuentro que estamos teniendo usted y yo, una experiencia que dejo una enseñanza.
Era el verano del 2013, recuerdo como empezó y todo. Llegué del trabajo ese día a las 14 hs, hacía mucho calor, me caían gotas de sudor solo de estar quieto, me saqué los zapatos inmediatamente y empecé a armar el bolso. Esa misma tarde tenía pasajes en tren para ir de Buenos Aires a Tucumán, iría con mi pareja de ese momento, Marina su nombre.
Confieso en este apartado que siempre fui amante de los trenes y que además de ser más baratos el viaje se me hacía mas soportable, un poco de vagon comedor, otro poco de ir a fumar al furgon, en algunos momentos sentarme en el estribo a ver el paisaje, los poetas somos así y no hay con que darle. El poeta no puede conformarse con un viaje en primera clase, ir al vip de un hotel y cenar mirando un paisaje de ensueño. No, el poeta debe y tiene la responsabilidad de encontrar poesía en lo simple y en lo sencillo.
Sencillo es todo menos viajar 20 horas en un tren cagado de calor. Pero el espiritu poeta y aventurero lo vivian todo como si fuera una excusa para luego poder derramar la tinta en el papel.
Llegamos a Tucuman y el sol nos partia al medio, calculo que sería el mediodia. Salimos a recorrer el centro y luego a la Casa de Tucuman donde se declaró La Independencia de nuestro país. De ahí fuimos a la terminal y nos dirigimos a la Terminal de Micros, vimos los posibles destinos y nos decidimos por ir a conocer la Yunga Tucumana, una especie de selva que se extiende sobre el oeste tucumano a unos 60 kilometros de la capital.
Al llegar nos invadió un golpe de humedad que creo que pocas veces viví, tenía transpiradas partes de mi cuerpo que no sabía que transpiraban y me invadía la preocupación de pensar que mis vacaciones serían en este clima, en esta yunga con esta humedagggg.
Hicimos unos pasos y rapidamente encontramos el camping donde tirariamos nuestra carpa. Hablamos con la encargada del lugar que nos asignó un lugar especial con mucha sombra y cerca de todo. Convengamos que el camping era muy chico y que todo iba a estar cerca de todo... incluso de quien alimenta esta historia... que no era yo, no era mi pareja y no era la recepcionista... Era él... era inmensamente él. Un muchacho lungo, rubio de ojos claros que también estaba con su pareja de vacaciones en carpa y en el mismo lugar que nosotros.
El hombre amistoso que les cuento se nos acercó inmediatamente cuando nosotros al terminar de armar la carpa le dimos mecha a un porro. El sin más que su simpatía se nos acercó pidiendo si salía una seca y yo, que nunca tuve problemas en el arte de convidar, acepté.
Creo que cuando te vas de vacaciones en pareja es muy importante hacerte amigo de otra pareja, es como fundamental, como una fraternidad implicita que se encuentra en cada alianza y que trasciende lo meramente formal de una amistad de años. Una amistad de parejas en vacaciones puede alcanzar limites inigualables. La aventura, las anecdotas no compartidas, la valentía, el orgullo y hasta una especie de auto examen aparecen en esas amistades. Uno se compara con esa pareja y ve si está mejor, peor o igual . Todo eso se puede saber en 10 o 15 minutos, maximo 20, igual pueden aparecer sorpresas.espejo y es ahi donde debemos saber caminar entre brasas y vidrios cortados en punta.
El muchacho se presentó diciendonos que se llamaba Pablo y su compañera se llamaba Marina y era tocaya de la mía ¿Una coincidencia del destino, una característica de las sorpresas espejo?
El primer contacto entre pareas fue ameno, diría ameno y algo más. Nos vimos amigos con Pablo y nos sentimos hermanos. Habia algo que nos unía. Podrian ser las artes, una visión del mundo, cierta perspectiva ante la vida... no sabíamos qué, pero algo nos unía como el hilo rojo de la leyenda japonesa.
Eran las 14 horas bajo un sol tucumano que derretía nuestros testuces y mientras desarmabamos nuestros petates y poníamos puntos en común sobre cosas para hacer y lugares para ir , Pablo dijo las palabras mágicas " ¡¡Che festejemos esta amistad con una birra!!". Inmediatamente ví en sus ojos el triple siete de las tragamonedas, vi sonreir e iluminarse toda su expresión y entendí que nos unía con Pablo... La birra, si, la sagrada y perfecta meada de los dioses, el elixir del encuentro humano. Es más a veces pienso " que dificil debe haber sido el mundo antes de la birra" ¿ a que se encontraba la gente? ¿ cómo se festejaba? ¿ Cómo se olvidaba un amor?... es que así somos, seres sentibirrantes.
Sin más titubeos que los puestos, Pablo y yo nos abrazamos y alla fuímos en busca de la cerveza mencionada. El almacen quedaba como a unos cien metros cuesta arriba de una calle aledaña al camping donde estabamos, más precisamente en el sector de las mesas con el palo en el medio y que tienen un techito de paja. Desde ahi se nos veía el ir y venir al almacencito en cuestion.
Y ahí estabamos, Pablo y yo, Yo y Pablo, el hilo rojo. Pablo, yo, el hilo rojo, la señora del almacen que nos miraba raro al ver tanta algarabía y tanta celebración de una amistad que recien se concebía como tal y que no iba a tener final nunca jamas, por que eso eramos.
La mujer nos trajo una cerveza que recuerdo la definio como " Tobillo de Albañil", así blanca, con una capa de escarcha y a la temperatura perfecta para que al pasar por nuestro garguero nos enfríe hasta el ultimo milimetro de aparato digestivo y por que no una ventizca al alma que tan bien nos hace.
No dudamos un segundo, la destapamos y bajamos por la lomita, nos encontramos con nuestras respectivas parejas y les convidamos un trago de eso tan fantastico que teníamos.
La charla siguió amena y fraterna... pero algo, porque siempre hay un algo, iba a hacer cambiar el rumbo de las cosas cuando estabamos a menos de un cuarto de terminar esa Cerveza " Tobillo de albañil". Pablo un poco más euforico que antes pidió que nos tomemos una más. Su euforía desató la mía a lo que dije "acá no se baja nadie", nos abrazamos, hicimos pogo, cantamos canciones contra la policia y creo que algun piedrazo arrojamos a un patrullero inventado. La alegría era total, Pablo sonreía, yo sonreía, mi pareja sonreía... pero había algo que no cuadraba, que no armonizaba con la situación y era la cara de la Marina de mi amigo Pablo. Ella no estaba del todo contenta y yo no supe percibir por qué. Quiero aclarar que tengo un defecto para detectar las caras de ojete, pero a veces me doy cuenta y sin embargo decido no darles bola. Pero esta vez, esta cara, la de esta chica era distinta.
Pablo tomó dinero de su bolsillo, lo sacó hecho un bollo y dijo nuevamente " Voy por otra birrola de albañil " y repitio mi frase " aca no se baja nadie". Le dije de acompañarlo y él no quiso, luego se fue caminando cuesta arriba esos cien metros y lo vimos como caminaba de manera medio desgarbada y con un paso liviano.
Mientras eso sucedía, su compañera nos contó que Pablo había tenido un año complicado y que habían venido de vacaciones escapando un poco de esas cosas y que tratemos de no motivarlo a hacerlas porque había tenido un año muy duro en cuanto a esas dificultades y que venía dandole pelea... aunque parecía que la venía perdiendo por goleada.
En tanto oíamos estas palabras nuestro ánimo, principalmente el mio, se desmoronó, me sentía culpable de haberle dado máquina a Pablo, me sentía responsable de todo lo malo que le podía llegar a suceder a Pablo y lo peor de todo... me sentía complice de su debilidad por el alcohol... ahí el hilo rojo que nos unía se convirtio en una soga. En sincronía lo vemos al titiritero bajando por la colinita más contento que antes. El era feliz, su paso ahora era liviano y saltarín, su problema con el alcohol estaba resuelto, lo había conseguido ¿ Que otro problema podíamos llegar a tener en ese momento?
Pero al llegar el clima ya era otro, la charla estuvo como apagada y traté de no hacer comentarios ni movimientos que pudieran despertar en él la famosa Sed Peligrosa. Pero no hubo caso, ya era tarde.
Al terminar la segunda cerveza dijo " No nos vamos a quedar rengos", celebró y brindó a la salud de todos. Nosotros no llegamos a expresarnos que él sacó nuevamente dinero y fue por otra birrola más.
Su compañera nos miró, levanto sus manos palmas para arriba y dijo " Pablo ya es grande, tambíen tiene que saber lo que hace". A esta altura la cerveza que traía Pablo tenía el sabor de la culpa, la responsabilidad, el enojo, las luchas, las superaciones. Apenas bebimos unos tragos más, la charla se fue apagando y nos fuimos a terminar de armar la carpa.
La tarde trascendio entre una siesta bajo el humedo clima de la Yunga Tucumana y unos matecitos al costado de un arrollito.
Para cuando se hizo la tardecita planificamos hacer algo sencillo de cocinar para poder comer a la nochecita. Quise comprar un vino pero preferí no hacerlo por si aparecía nuestro mencionado amigo.
Llegada la noche el clima cambió, entro un viento del norte que chocó con un aire frio del sur, lo que llevo a desatar una tormenta electrica, con caída de granizo y lluvia torrencial. Nos tuvimos que refugiar todos bajo un quincho, medio tinglado que había. Alli nos encontramos con Pablo, Marina y otras dos o tres parejas que había en el mismo lugar. Enseguida y a modo de hogar de refugiados nos pusimos de acuerdo para hacer un gran guiso. -Vos poné el arroz, yo tengo dos tomates, ¿vos podrias poner esa lata de arvejas?, ¿ alguien tiene una olla grande?
Algo que noté es que no había alcohol en la mesa y pensé que quizas esta situación Pablo ya la habia vivido con todas las demás personas. Preferí no preguntar, pero entendí que venía por ahi la mano.
Todo venía de maravillas, algun vino giraba en la preaparacion, pero Pablo estaba domesticado. Sobre el se veía una cartelito que rezaba " Solo una copita, nada más". Los rayos caían cerca y su golpe se sentia en el suelo. Teníamos miedo pero lo olvidabamos en la linuya compartida entre todos los que estabamos ahí. Pero hubo un rayo que fue distinto, hubo un rayo que lo trajo a él y la trajo a ella.
Así como si nada aparecieron en medio de la tormenta una pareja jovencita, de unos veintipocos de años. Muy bonitos los dos, muy prolijitos. El estaba peinado y olía a rico perfume, ella era una princesa que recuerdo tenía unas sandalitas blancas de charol con un moño que relucia en su inmaculación. Esta parejita recien llegaba, segun nos dijeron, en tren desde Santiago Del Estero. Yo no lograba comprender tanta pulcritud despues de un viaje tan largo y una tormenta recibiendolos.
Se presentaron e inmediatamente los hicimos parte del guiso y del fogon. El muchacho un poco timidamente puso enfrente nuestro una conservadora verde manzana y dijo... aca tengo Fernet por si alguien quiere.
- ¿ Y tenés hielo?
- Si y coca y vasos y todo...
Se nos iluminaron los ojos y la sociedad de protectores de beodos perdió el control. Inmediatamente nos pusimos a armar fernets mientras veíamos los rayos relampaguear cada vez más cerca y comimos guisos y fuimos muy felices esa noche. Atacados por el sueño nos retiramos a la carpa y nos despedimos muy amablemente de todos.
Al despertar al otro día, temprano como me gusta a mí, me encontre de espaldas a Pablo que estaba sentado en un banco del quincho donde habiamos cenado la noche anterior. Al verme, se da vuelta, me saluda -Vecino ¿ Cómo va?, un traguito? Y escurrio la botella hasta sacar las ultimas gotas.
Le agradecí pero le dije que recien amanecía y que no era momento para mi.
Él alzó su vaso y lo llevo al cielo, al punto Cenit donde pega con el sol y esparce sus rayos al infinito y me dijo - Mi abuelo era italiano y todas las mañanas antes de ir a trabajar
- Salud Abuelo. Le pego un último beso al fernet y se fue a dormir.
Ese día y los posteriores a ese y aún hoy día mientras escribo estas líneas recuerdo a Pablo y siempre pienso lo mismo. Él no tenía un problema con el alcohol, él extrañaba a su abuelo y lo recordaba cuando tomaba alcohol. Comprendí en ese momento que las adicciones existen por una falta de algo. En un momento perdemos una pieza de nuestro rompecabezas, y eso hace que se vayan perdiendo otras y a veces hasta tiramos el tablero a la mierda porque ya no tiene sentido nuestro rompecabezas sin esa ficha, pero no nos damos cuenta que la vida, el rompecabezas este que habitamos, tiene mucho sentido con el resto de las fichas. Quizas la obra no esté completa ¿ Pero quien está completo en esta vida?
Aprendamos, entonces, a ser los destartalados, los incompletos, los titiriteros que a veces los domina el titere, los menos preciados, el talon de Aquiles sin Aquiles... En definitiva aprendamos a brillar aun con la luz apagada. La luna de tanto en tanto sale y nos ilumina y si no mientras tanto miremos las estrellas.
El resto dejémoselo a los mortales.
domingo, 14 de enero de 2024
Bheleza
lunes, 30 de octubre de 2023
martes, 17 de octubre de 2023
sábado, 23 de septiembre de 2023
el porque de los por que
domingo, 3 de septiembre de 2023
al tiempo
jueves, 24 de agosto de 2023
POESÍA A LA POESÍA
jueves, 17 de agosto de 2023
El trencito fantasma Carioca que partió de Morón Oeste
sábado, 5 de agosto de 2023
sábado, 15 de julio de 2023
UNO MENOS
Un Hombre mira su reloj y da por finalizado su día laboral. Sale de la oficina, toma el ascensor donde se encuentra con otros mortales en su misma situación.
Gambeteando miserias va hasta la estación Catedral de la línea del subte D, baja las escaleras de la garganta con un paso repiqueteante. Al llegar al subsuelo le sortijean uno de esos diarios que allí regalan, lo toma y se lo mete debajo del brazo. Pasa la tarjeta magnética por el molinete, este cede y el hombre esta en el andén. Espera allí el subte. Es uno en un millón y seguramente no consiga asiento. Todos a su alrededor están desesperados por tener uno, por poder acomodar su ser aunque sea veinte minutos. Ser, por veinte minutos, parte de esa pequeña minoría aventajada que se sienta y se siente mejor que el resto, porque tiene algo que los otros no.
Las luces del subte se ven a lo lejos del tunel. Mientras va llegando, la gente se comienza a acomodar antes que este pare, calculando donde le va a quedar mejor la puerta. Los codazos son explicitos, los cabeceos evidentes, la ansiedad brota por los poros. Todos quieren estar ahí antes que todos.
Mientras tanto el hombre piensa:
¿Tanto quilombo por un asiento ?, todo seria mas facil si cada uno tuviese el suyo.
Si cada uno tuviese el suyo, lo suyo.
El hombre no se desespera y entra empujado por la multitud, queda parado el medio del vagon, enrosca el pasamanos en su muñeca y con su otra mano despliega el diario y se lo pone a leer. En la tapa el diario dice :
¨Muere pibe de diecisiete años en enfrentamiento entre bandas de la villa 31¨
En la foto se puede ver a un cuerpo desarmado por las tajantes puntas de plomo que lo acribillaron.
Esto al hombre le cae como un rayo, le llega a la neura y lo hace pensar, pensar en las desigualdades que se viven dia a dia , pensar de que manera puede hacer para que eso cambie. Lo hace sentir
¿Que puedo hacer yo para cambiar? ¿para cambiar que? ¡¡si aca estamos rodeados de hijos de puta!! si no están arriba, están abajo o al costado, en todos lados hay hijos de puta, hasta yo puedo ser un hijo de puta
Al final pareciera que hay que andar como un mal parido, mirando cruzado a cuanto infeliz se te presenta, desconfiando de todo, hasta de nuestra sombra. Nervioso como esas palomas de la ciudad, todo el tiempo con el dedo en el botón que enciende la sirena, con el encendedor chispeando cerca de la mecha , con el cuchillo entre los dientes y afilado. Y todo ¿para que?
Perdido en su nebulosa de pensamientos el hombre se logra abstraer de todo lo que lo rodea.
El gusano metálico llega a la estación Carranza, su destino, suena la sirena, el hombre vuelve en si. Baja del subte y camina unos pasos en la salidera del ganado que lo tiene a el como uno más.
¡Otra vez el automatismo y su puta manera de ser!
Al llegar a la escalera mecánica ve un niño de esos que piden diarios y que luego los venden a voluntad , que comen los restos del gusano, o mejor dicho los restos de los restos de los gusanos.
El niño se encuentra ahí. Laburando de lo suyo, pidiendo diarios. Tiene la cara redonda, y el pelo bien negro. Se le ve que tiene la sonrisa escondida, demasiado escondida, pero también tiene un brillo especial. El hombre nota que al menor contacto este se refugiará en su propio ser, escondiendo su belleza para si.
Cruzan miradas con el hombre y el niño le pide el diario. El hombre lo ignora totalmente, porque se acostumbró a eso, a ignorar lo que no le agrada y sube mecánicamente por la escalera. Al llegar al final le ve los dientes al cocodrilo de la escalera. Los dientes... la boca, la comida…
Se le ocurre que con el diario el pibe podría al menos poner el pan en su casa.y ¿por qué no hacerlo?
Si cada uno pusiese su granito de arena tendríamos médanos de amabilidad,. Cambiar un poquito esta realidad, esta puta realidad por un poquito de amor.
Le hace una seña al pibe indicándole que vaya por la otra escalera, la que baja. Le manda el barco por el pasamanos de goma . El barco navega hasta las manos del niño que lo espera, y mientras más se acerca el barquito más se le estiran los dedos, y con los codos contentos y la sonrisa en su rostro, lo recibe. No es una sonrisa del todo pero va en camino. El niño lo agarra, lo plancha , lo mete entre sus diarios y sigue pidiendo. ¡Cómo le cuesta sonreir a estos niños! pero lo logra.
Al finalizar el día el niño ha conseguido un total de ciento veinte diarios o un poco más, algo asi como 11 pesos si tiene suerte. Con eso ni siquiera le alcanza para comer, divertirse y crecer dignamente. Y eso que son derechos de niño.
Al llegar a su casa entrega los diarios recolectados a su padre.
Entre todos los que juntó hay uno diferente. Es el que está doblado, el del barquito . El padre ve que el niño lo guarda, se lo pide por las buenas pero el niño no acepta, una, dos y tres veces se lo pide. Pero al ver que es un barquito y que por algo lo quiere, no insiste y hasta se conmueve. Quizás por no poder darle uno real o un autito y que cambie esos muñequitos que tiene , que parecen masacrados a los tiros.
El tiempo corrió , los días, los meses, los años. Y el niño siguió juntando diarios en la misma estación unos años mas. Pero al hombre nunca jamás se lo volvió a cruzar. Juraba que si algún día lo veía le agradecería dicho gesto y a cambio le sonreiría , le daría una de esas difíciles sonrisas de arrancar de su cara y le pediría que le enseñe a hacer barquitos de papel.
El niño, que ya no es mas niño, con diecisiete años consiguió trabajar en el kiosco de la estación Carranza, en el anden. Lo atiende de lunes a sábado y atiende 12 horas o un poco más . Pudo salir adelante pero nunca se mudo de la villa, todavía no le alcanzo el dinero para exiliarse.
Aún conserva el barquito, lo pone en un lugar visible del kiosco y siempre que se acuerda lo lleva consigo. Cree que así algún dia el hombre aparecerá.
Hoy al salir del trabajo, fue para su casa en la villa 31. Se tomó el tren en la estación y fue para Retiro. Una vez allí, pasó las vías de los trenes y se metió por la calle Mujica. Tenia que patear unas 8 cuadras hasta su hogar.
Pero a las pocas cuadras vio que algo raro sucedía. No alcanzó a elaborar pensamiento que se encontró en un fuego cruzado entre dos bandas que se disputan el poder en la villa.
Le faltaban solo dos cuadras para llegar cuando una de las balas le impacto en la espalda y le atravesó el corazón y el pulmón izquierdo, luego recibió dos mas por adelante a la altura del estomago, por ultimo algunas dieron en el cuaderno que llevaba las cuentas del kiosco, el cuaderno voló por los aires y se desparramaron todas las hojas
En el medio estaba plegado el barquito...que también recibió algunos impactos y se fue a pique y con el la vida de nuestro niño.
Entre el desparramo de papeles yacía su cuerpo, murió instantáneamente desangrado.
¨Muere pibe de diecisiete años en un enfrentamiento entre bandas de la villa 31¨